Salimos de casa dirección la piscina del pueblo, que estaba casi en la entrada del pueblo, casi fuera de el. Para llegar había que descender toda la cuesta y andar unos seiscientos metros mas o menos señalado todo por un carril bici. Llegamos a la piscina, lo bueno de ser la piscina del pueblo es que no cerraba en verano, había varios socorristas que se hacían distintos turnos. Pero de todas formas estaríamos en casa para la hora de cenar.
Entramos en la piscina, pagamos la entrada (1.50€) pasamos por los vestuarios y salimos a la piscina. No había mucha gente, pero aun así decidimos ponernos a un lado de la piscina donde daba la sombra, por que al fin y al cabo teníamos facilidad los dos de quemarnos bajo el sol. y eso que el sol ya estaba bajando...
Mientras llegábamos al lugar donde íbamos a dejar las cosas y las toallas. Le conté a Alex que había 4 piscina: una para los mas pequeños, otra mediana, otra mas o menos grande y la piscina olímpica. Cuando ya le explique donde estaba mas o menos todo. Nos fuimos a dar un baño. ¿A que piscina de todas las que te he contado que hay quieres ir?, pregunte a Alex, ummm si te soy sincero me da igual, a la que tu quieras... Pues bueno vamos entonces a la piscina olímpica. Llegamos a la piscina olímpica, desde luego si es olímpica es por su amplitud y su profundidad desde el principio. Cuando estuvimos allí al principio no había mucha gente pero poco a poco se fue llenando. Nosotros nos hicimos unos cuantos anchos yo dos y Alex pues unos cuatro o cinco, llegue un momento que yo no me podía creer que capacidad de resistencia tenia Alex. Al fin cuando ya se canso, vino hacia una esquina de la piscina en la que estaba yo. Que pronto te cansas, me dijo. Hombre, normal comparado con tu cuerpo con el mio pues es normal que me canse antes desde luego... me rei y el continuo. Toma ponte aquí donde estoy yo que el agua esta mas caliente, poco a poco la piscina se fue llenando. Pero los dos estábamos ahí descansando, hablando sobre temas de siempre, música y como no de montaña y de los sueños que teníamos cada uno de los dos... la verdad que algunos de los sueños nos coincidían como por ejemplo hacer psicobloc, escalada en un acantilado y si caes, caes al mar... eso debería ser una sensación total. Al igual de que algún día antes de morir ver el monte Everest e intentar subirlo. Yo le hice una promesa a Alex que algún día haríamos psicobloc, promesa que hoy en día aun esta pendiente de cumplir, pero esta en transito desde luego. Vi que Alex empezaba mientras hablamos a temblar intente rodearlo varias veces con mis brazos para darle calor. Pero finalmente le pregunte: ¿tienes frío? Un poco. Me contesto. Un poco solo si estas tiritando venga sal vamos a las toallas y al sol así nos secamos y nos tumbamos un poco y merendamos algo. Asi pues llegamos a las toallas y el se puso su toalla y nos sentamos en la mía los dos. Ya mejor campeón, le pregunte. Si, gracias. ¿Te apetece comer algo?-pregunte- si me contesto. ¿Qué te apetece? Ummm... me apetece algo de fruta una manzana, al poder ser Omar. Vale. No te muevas ahora vengo, voy a por ello. Vale- contesto él.
Fui al bar donde cogí un par de zumos y un par de piezas de fruta para Alex. Y volvi a la toalla donde estaba Alex. Mientras iba hacia las toallas no pude evitar fijarme en Alex, en la forma en la que estaba sentado, mirando a los niños jugar en la piscina. Y poco a poco llegue a donde estaba él. Ya estoy aquí, dije con una sonrisa, toma un par de manzanas y un zumo.- Gracias Omar pero con una valía. Da igual mejor que sobre a que falte. Dije. y Empezó a comerse una de las manzanas, mientras tanto yo saque la cámara de fotos y empecé a hacer fotos a todo. Le hice una foto comiendo la manzana donde dije "mira un chico sano, como los que a mi me gusta" no se porque pero me salio solo. Se río. En cuanto se acabo la manzana. Se quito la toalla y la extendió en la hierba y se tumbo. Yo me quede sentado mirando el libro que me había traído, porque me apetecía leer, pero me daba cosa ponerme a leer y Alex ahí tirao sin hacer nada aburrido. Me quede sentado mirando el libro un rato. No me di cuenta de que Alex llevaba rato mirándome y me dijo.
- Lee si quieres
- No, no es plan de que yo lea y tu ahí sin hacer nada aburrido.- conteste
- Enserio lee que no me importa de verdad te lo digo Omar.
- ¿Seguro, Alex?
- Si, seguro lee si te apetece.
Así pues me puse de pie para coger mi libro de titulo "Percy Jackson y la maldición del Titán" de Rick Riordan, una saga mitológica, que os aconsejo leer si os gusta la mitología griega. Abrí el libro y comencé a leer. Al primer párrafo Alex me chisto. Ehh!! Omar, lee pero lee en alto. Me reí, y dije, pero seras capullo. Pero bueno como me había dejado leer, comencé a leer en alto. El se tumbo en su toalla boca arriba.
***
Llevaba ya capitulo y medio y decidí parar un poco, porque tenia la garganta un poco seca y fui beber agua, bebí agua. Vi que Alex seguía tumbado y no se había movido. Me acerque a él y vi que estaba con los ojos cerrados.
- Alex- le llame con una voz suave por si acaso estaba dormido. Mientras se lo dije la pase la mano por su cuello. El abrió los ojos y dijo: Perdón, me quede traspuesto, es que tu voz me relaja. Me sonroje. y le dije que no pasaba nada.
Sería ya entorno a las 20:00 de la tarde. Y cual fue mi sorpresa que apareció a lo lejos, Ana, una de mis mejores amigas donde la llame. Y vino. Me dio dos besos y un abrazo muy grande.
- ¿Qué tal todo, Omar? - me pegunto, supercontenta de volverme a ver.
- Pues nada aquí, que me he venido unos días. ¿y tu que tal guapa?
- Como siempre, con mis cosas pero bien. Ana miraba de reojo a Alex. Y bueno me presentas, bueno no lo hagas ya lo hago yo. Me quede sin palabras.
- Hola, soy Ana, encantada de conocerte- mientras le daba dos besos.
- Hola, soy Alex.
- Este es mi compañero de deportes de riesgo en la montaña del que te hable ¿te acuerdas?
- Ahhh, ese...con que Alex-Ana me soltó una mirada que decía, ¿que hace este aquí?¿como? ¿ no entiendo nada? Omar, ya me lo estas contando.
- No me mires así. Ana, que me das miedo, y tranquila ya te contare ¿vale? --- Vale. Contesto Ana. Bueno Omar te llamo vale y hablamos y damos una vuelta los tres por el pueblo ¿va?
- Claro, cuando quieras, ya sabes donde estamos.
-Adiós, chicos, y encantada de conocerte Alex. Se marcho pero antes me miro y me guiño el ojo. Y se fue.
- Bueno es tarde ya Alex. ¿Nos vamos a casa?
-Claro, ya esta anocheciendo.
Recogimos todo y nos fuimos a casa a cenar. Pero aún quedaba mucha noche por delante... y con ello una conversación en la que el protagonista no estaba presente pero si dos amigos desde la infancia que sabían todo uno sobre el otro.
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