Mi infancia no es que fuera muy feliz, para que engañarte, no fue como el primer día de colegio o como el primer día en el que aprendiste a montar en bicicleta sin ruedines. Ese verano fue el peor verano de toda mi vida y nunca me olvidaré de lo que ocurrió. Recuerdo que estaba en aquel parque al lado de casa jugando con mis amigos en el fabuloso parque de arena a las chapas en ese fantástico circuito que tenia doce curvas cerradas con ocho baches con forma de huevo kinder la pista. Eramos cuatro: Oliver, Cristian, Eduardo y Yo, teníamos casi todos cinco años exceptuando Oliver que tenia seis. Recuerdo que mi madre cada día al salir de casa me decía - No te vayas con ningún hombre que no conozca aunque te ofrezca el mayor de tus sueños.
Entonces mientras Eduardo y Cristian estaban jugando a las chapas en aquel maravilloso circuito. Oliver y yo decidimos ir a comprar unas chuches a la tienda de Jacinto y Alicia. La tienda estaba tras el parque en una plazoleta con un banco de piedra en cada extremo y en el centro un garaje y al rededor del jardín, bajando la cuesta estaba la tienda girando a la derecha. En la puerta había dos chicos jóvenes tendrían que tener entre veinte o veinticinco años. Uno era alto con los ojos azules y rubio era fuerte y tenia bello facial. El otro era mas rechoncho pero también era fuerte y al entrar Oliver y yo a los frutos secos ellos cuchicheaban sobre algo de unas vacaciones para niños solo para niños. Nosotros entramos a la tienda y compramos una bolsa de Boca Bits y cuatro tiburones negros (¡Que ricos que estaban!) Entonces nada mas salir, los dos jóvenes nos pararon - Chicos- dijo el joven alto rubio. Nosotros continuamos hacia delante pero insistieron - Chicos esperar queremos contaros una cosa sobre el parque de atracciones de vuestros sueños- Yo no se porque recordé aquella frase que me decía mi madre todos los días antes de salir de casa. Así pues, no se como Oliver me convenció. Les dijimos a los jóvenes si podríamos decírselo a dos amigos que estaban en el parque ellos no se negaron todo lo contrario pusieron una sonrisa y el mas gordito dijo cuanto mas seamos mejor nos lo pasaremos. Así pues fuimos en busca de Cristian y Eduardo a contárselo y no nos costo convencerlos
fácilmente. Así pues pusimos rumbo a aquel frutos secos que tanto nos gustaba... a la espera de dos jóvenes que nos invitaban al parque de atracciones de nuestros sueños...
